La Puerta de los Siete Suelos está situada en la zona alta del flanco sur de la muralla que rodea el recinto amurallado de la Alhambra y el Generalife, insertada en la Torre homónima.
Se mandó construir durante el reinado de Yusuf I y permitía acceder directamente a la zona alta al barrio artesano, la Medina – ver recorrido -, que abastecía a la corte palatina.
Tomó el nombre de Bab al-Gudur aunque también se la denominó Puerta de los Pozos o Puerta de las Albercas.
Una vez en su interior, en la meseta de la Medina y en las cercanías de las ruinas del Palacio de Almotacén, existen gran cantidad de silos y pozos de donde proviene su antiguo nombre.
El nombre actual viene dado, como no, por una de las leyendas que recogió Washington Irving en sus famosos Cuentos de la Alhambra: “El legado del moro”.
Únicamente se puede acceder a ella cuando el Patronato de la Alhambra y el Generalife programa actividades para su visita.
Aunque si podremos ver su Puerta interior al recorrer el Paseo de los Cipreses en la Medina.
Bien, por la calle Real Alta, camino hacia el Generalife o a la Placeta de Carlos V.
El Baluarte defensivo, ya en el exterior del Conjunto Amurallado, tapa completamente la visión de la Puerta exterior.
Sólo podremos observar su parte más alta, y siempre y cuando los árboles que la rodean no estén muy altos.
Para ello deberemos situarnos en determinados tramos del Paseo del Generalife e incluso desde la pequeña plaza donde se encuentra la Fuente del Pimiento.
Se edificó sobre otra puerta antigua más pequeña y se la dotó de una torre que la envuelve con forma de U.
La Portada exterior está en la zona interior, favoreciendo la defensa de la misma, desde la terraza de la Torre.
Años después de la conquista de los Reyes Católicos, durante el siglo XVI, se dotó a la Torre de un Baluarte defensivo, tapando la Puerta completamente de la visión y cambiando la fisonomía de la misma.
Pero el mayor cambió que se produjo en 1812 tras su voladura por la tropas francesas, antes de abandonar la Alhambra.
Éstas dieron lugar a la destrucción de gran parte de la muralla y de la mayoría de las Torres de este sector.
Posteriormente, a mediados del siglo XX, fue reconstruida por Francisco Prieto Moreno.
Los principales trabajos fueron en la puerta exterior, parte del interior de la misma y la zona alta de las Torres que quedaron totalmente destruidas.
Gracias a dibujos y grabados antiguos se pudo reconstruir, con la mayor exactitud posible, cada una de ellas.
Hay multitud de lugares en la Alhambra que son conocidos por sus leyendas.
Siendo el conjunto formado por la Torre, la Puerta y el Baluarte de los Siete Suelos uno de los sitios donde han proliferado más gran cantidad de ellas.
Éstas narran diferentes hechos que, ciertos o no, ocurrieron en la zona y que han llegado hasta nuestros días.
En las explanadas de sus alrededores se celebraban desfiles militares en tiempos árabes.
Mientras que tras la reconquista pasó a ser elegido el lugar para realizar torneos.
También se produjeron diferentes batallas y duras contiendas.
Pero por el echo por el que más se la conoce, aunque a ciencia cierta no se sabe con exactitud, fue por ser el lugar por donde salió Boabdil al encuentro del Rey Fernando el Católico el 2 de enero de 1492, para entregarle las llaves de la ciudad, en la explanada del Violón, junto a la Ermita de San Sebastián.
Cuenta la tradición que Boabdil pidió que se cerrara para siempre esa puerta y el postigo de la muralla cercano a la misma, para que no se pudiera usar jamás.
En diferentes grabados de la época aparecen las siguientes indicaciones “Porta Castril Granatensis Samper clausa ” junto a la imagen de la Torre.
Además se tiene constancia, según datos de los Archivos de la Alhambra, que en 1747 fue tapiada.
Posteriormente, en 1812, sufrió su destrucción casi completa tras voladuras francesas.
Más adelante, durante los años 1950 y 1960, se reconstruyó tanto la Puerta como la Torre.
Por último, ya en el siglo XXI se restauró completamente la zona, incluyéndose tanto el interior del Baluarte como de la Puerta.
A partir de ese momento comenzó a incluirse en las zonas de especial protección, permitiéndolas visitar en diferentes actividades especiales programadas por el Patronato de la Alhambra y el Generalife.